Día Mundial de la Salud Mental
Los problemas de salud mental no solo traen consecuencias negativas a quienes los sufren, sino a su entorno y, eventualmente, a la sociedad.
Por ello, el Día Mundial de la Salud Mental busca concientizar a todos los sectores sobre esto y, además, propiciar e impulsar los esfuerzos que se realizan para mejorar los problemas relacionados a esta.
Sobre el Día Mundial de la Salud Mental
Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, con el objetivo de sensibilizar y crear conciencia sobre la importancia que tiene la salud mental en la calidad de vida de las personas, cómo repercute en la salud física y lo esencial que resulta el movilizar esfuerzos en apoyo a quienes sufren de problemas relacionados con esta.
En Chile, los últimos datos del «Termómetro de Salud Mental en Chile ACHS-UC», correspondientes a mayo de 2023, revelaron que 17,5 % de las personas encuestadas presenta sospechas o problemas de salud mental, en comparación a la entrega anterior y en la que destaca un deterioro en mujeres.
El tema escogido para este año por parte de la World Federation for Mental Health (Wfmh) es «la salud mental como derecho universal», remarcando lo esencial de que esta sea abordada desde una perspectiva donde se reafirme su valor como derecho fundamental para todos.
Esto haciendo especial hincapié en el sentido de obligación, responsabilidad y compromiso que tienen tanto organizaciones estatales como globales, para garantizar el acceso a servicios de salud mental integrales.
Conversar sobre la salud mental
Actualmente, existe un nivel más profundo de concientización sobre lo que es la salud mental, enfocado en el reconocimiento de las emociones, positivas y negativas, y en comprender la forma más saludable de expresarlas dentro del entorno social.
Todas las afecciones, trastornos y enfermedades mentales, son una forma de defensa de la mente ante las situaciones que no puede manejar. Por ende, cuando se vuelven algo cotidiano, la mente permanece en alerta constante tratando de protegerse.
Es por esto que, la clave para alcanzar un buen equilibrio mental radica en parar de ocultar o normalizar conductas mentales nocivas, dejando de adaptarse a aquellas afecciones mentales que se convierten en trastornos con el tiempo. ¿Cómo? Pues, principalmente expresando abiertamente y manifestando estos pensamientos y emociones, dejando de lado los prejuicios y estigmas con los que muchas veces se les asocia.
Es importante tener en cuenta que no existe una sola manera de hablar sobre los problemas de salud mental, por lo que, para empezar, recomendamos establecer un plan que haga que el proceso sea mucho menos agobiante, que incluya:
- Escribir lo que se está sintiendo. Ayuda a organizar las ráfagas de pensamientos, especialmente antes de tener una conversación complicada, ya que se llega a formar una idea más clara de lo que se quiere decir y brinda calma.
- Revisar los síntomas. Investigando y leyendo información detallada relacionada a los síntomas y señales características de lo que se está sintiendo/pensando. No obstante, se debe tener presente que esto solo es un punto de inicio y no sustituye el diagnóstico profesional hecho por un especialista en salud mental.
- Comunicar la decisión tomada. Si se ha decidido hablar con alguien (bien sea un experto o una persona cercana), es crucial que se les deje saber con antelación para que reserven un poco de su tiempo.
Del mismo modo, es vital aprender a relacionarse con las emociones propias y darles espacio en la conciencia, evitando actitudes evitativas e independientemente de que sean agradables o no.
Señales de alerta sobre la salud mental
Cada trastorno o enfermedad mental tiene sus propios síntomas y formas de manifestarse. Sin embargo, existen algunas señales generales que pueden indicar cuando se presenta un desequilibrio psíquico. Estas son:
- Cambios en rutinas de sueño (insomnio, por ejemplo) y alimentación.
- Sentimientos de tristeza o apatía por períodos prolongados o de forma recurrente.
- Sentimientos de inestabilidad emocional, excesivos y sin razón aparente como la ira, hostilidad y violencia.
- Conductas nocivas en exceso.
- Incapacidad de enfrentar la vida cotidiana y sus actividades.
- Pensamientos y sensaciones sin explicación lógica.
- Sensación de no pertenecer.
- Cambios radicales de humor.
- Preocupación constante y angustia generalizada.
- Pérdida de energía.
- Reducción del apetito y cambios en el peso.
- Aislamiento social.
- Descuido personal.
Las señales más claras que pueden indicar la presencia de un trastorno se encuentran en los cambios, sutiles o exagerados, de conducta. En ocasiones puede ser complejo notar la presencia de estos síntomas, ya que terminan siendo normalizados o justificados.
Es por esta razón que cualquier conducta que se salga de lo normal es un signo claro de que puede existir una afección mental. En este sentido, el tener dificultades para realizar actividades físicas, académicas, laborales o sociales son un claro ejemplo de la presencia de un trastorno o padecimiento, el cual únicamente puede ser diagnosticado por un psiquiatra o psicólogo, mediante una evaluación de salud mental.
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